No me dejes aquí sin ti. [...]
Aún recuerdo con claridad cada detalle de tu fino rostro, tus gustos y disgustos, tu forma de caminar de la cual no podía despegar mi mirada, esa peculiar y contradictoria personalidad tuya y hasta la forma en que tus labios se curvaban.
Intentaré, de alguna forma, por alguna razón de hacerte llegar estos sentimientos que incrustaste en mí recordándote y plasmándote en palabras.
Dime, si no es de ti, ¿a quién debería de entregarle todo este amor?