En aquél balcón del séptimo piso de la habitación 706, te ví caminar hacia mí por aquélla calle, con tu camiseta gris en blue jeans, elevaste tú mirada profunda hacia mí y no pude moverme, había buscado esos ojos toda mi vida y ahora estaba a segundos de tenerlos enfrente, los había imaginado por días. Escuché la puerta y mi estómago fue en caída libre, sabía que debía abrir pero no podía moverme, tome aire corrí a la puerta abrí y me escondí detrás de ella, tapé mis ojos mientras mis piernas temblaban, estaba feliz de haber decidido ponerme un vestido justo ese día, así no verías que temblaban mis piernas, escuché tu voz decirme Hola!! aún con mis manos en mis ojos respondí Hola!! sentí que saltaba al vacío, me abrazaste y fui cayendo aún más rápido, dijiste Mírame pero yo no podía, tomaste mis manos y las quitaste de mis ojos, repetiste: Hola mi amor y me besaste y mi sensación de caída libre pasó a ser un huracán categoría 5, con ese beso mis hormonas se apoderaron de mí, liberaste Mis demonios y prendiste mi infierno interno, tu beso me llevo más allá cuando me abrazaste y respire tu aroma, esa que había soñado por días cada noche, mi mente se quedó en blanco, mi piel se llenó de sensaciones, mi corazón tuvo una arritmia y mori justo ahí, me besaste tan exquisito, y con tanta pasión, sólo recuerdo estar contra la pared y tú besándome, jamás unos labios me estremecieron a ese nivel, el calor de tu cuerpo complementaba el frío de mis manos que estaban en tu espalda bajo tu camiseta gris, no recuerdo cuánto duro, pero para mí fue una eternidad, tu abrazo, tu aroma, tus besos, se tatuaron en mi, imposible olvidarlos, imposible reemplazarlos, me tomaste de mis caderas y me alsaste, acariciaste mis piernas que estaban enroscadas a tu cintura y mi alma salió de mi cuerpo justo ahí morí de nuevo, mis ansias, mis deseos,mis ganas, despertaron de golpe y sólo pude dejarme controlar por todas ellas....
Lin Yi, un trabajador de oficina muy trabajador, murió una noche por exceso de trabajo. Cuando abrió los ojos de nuevo, se encontró en el cuerpo de un personaje que había sido carne de cañón y que había sido casado con un magnate como parte de una alianza comercial entre dos familias adineradas.
En este matrimonio, Lin Yi era prácticamente invisible. Su dominante marido nunca volvía a casa, dejándole sólo una asignación mensual de cinco millones de yuanes.
Lin Yi: ¡Qué buena oferta! ¡Es hora de vivir la vida como un adicto al sofá!
Aparte de eso, Lin Yi también tenía un hijastro llamado Huo Mianmian, un niño de tres años que era pequeño, suave y hermosamente refinado. Sin embargo, el niño generalmente era muy tranquilo y cauteloso con los demás, no se acercaba fácilmente a nadie.
Lin Yi no tenía que preocuparse por criar al niño, disfrutaba de su nueva libertad, su única preocupación era cómo gastar su dinero.
Cuando estaba feliz, compraba un inmueble comercial; cuando no estaba feliz, un coche deportivo...