En ese momento es cuando pensamos y decidimos "tirar la toalla", "plantar bandera blanca" o como quiera llamarse al acto de creer que perdimos la batalla y todo ha terminado.Sin embargo, darnos una segunda oportunidad vale la pena,en todos los casos.Cuando somos jueces inflexibles todo el tiempo,es probable que no sólo nos estemos haciendo daño a nosotros mismos,sino a los demás,los que nos rodean,las personas que más queremos.No siempre somos conscientes de ello,no nos damos cuenta de lo infelices que estamos siendo o de que nuestra mente nos pone trampas en las que caemos con facilidad.Mantener la calma: darnos tiempo para sanar, porque no se puede colocar una bandita o tirita para un corte profundo.Mantenernos activos con el fin de conocer nuevas personas,expresar nuestros sentimientos,mejorar a cada paso.Cuando estamos heridos o algo malo ha pasado en nuestra vida (como ser un gran fracaso), es preciso dar en seguida el siguiente paso, siempre y cuando nos sintamos confiados de ello.A veces el tiempo es la mejor medicina para curarnos.Es necesario estar atentos para encontrar el justo equilibrio y saber en qué momento hacer un freno y cuando continuar.Estar abierto a las posibilidades: un error muy habitual (y de los más graves) es cerrarnos a recibir ayuda,a que una nueva oportunidad nos permita "ver el sol detrás de las nubes".Donde menos lo esperamos podemos encontrar una sorpresa,una palabra,algo que nos cambie totalmente la vida.No perdamos nunca el deseo por descubrir,maravillarnos,mantenernos abiertos a las ideas y a la ayuda.
Aprender de los errores: esta no es una frase hecha a la que todos asienten y después no ponen en práctica.Es preciso tener en cuenta que las experiencias del pasado nos dan la oportunidad de convertirnos en mejores personas en todo sentido,para no volver a cometerlo.La próxima vez estaremos más atentos a no equivocarnos.Las personas exitosasse miden no por sus caídas,sino por la capacidad que tienen de levantarse una y
Thea viaja a la otra punta del país como estudiante de intercambio y la familia que se ofrece a acogerla es una que ella conoce bien.
Erik, el único hijo de la familia Nolan, y Thea solían ser mejores amigos desde pequeños. Siempre estaban juntos y eran inseparables. Pero todo cambió cuando ella tuvo que mudarse. Por más que Thea insistiera en mantener el contacto, él se negó a saber nada de ella.
Ahora que Thea es mayor de edad está decidida a obtener respuestas y si debe perseguirlo hasta el fin del mundo para conseguirlas, lo hará. ¿Por qué Erik se porta como si la odiara? ¿Por qué se negó a saber nada de ella? Y, por sobre todas las cosas, ¿por qué quiere que ella se vaya a toda costa?