Cuántas veces nos habrán metido en la cabeza de que solo se vive una vez la juventud, que la adolescencia es para disfrutar, ser libres y dejarnos llevar. Las risas, las fiestas, el primer amor, los desamores, las primeras veces, ... ¿Por qué nos lo tiñen todo de rosa cuando ni siquiera los adultos desean ser nosotros los "niños"? Somos como esa etapa intermedia, esa fase que tanto odian y desean, que añoran, pero que no quieren que vuelva.
Quizás sea por la parte emocional, por esa característica faceta de los adolescentes de vivirlo todo con tanta intensidad, de que todo sea como la última bocanada de aire antes de sumergirnos en la inmensidad de sentimientos que nos acaban desbordando la bañera tal y como Arquímedes. Somos, seremos y seguiremos siendo esa parte de la sociedad donde todo se vuelve el límite de algo, donde todo se detiene si no corremos hacia lo que andábamos buscando, ciegos, borrachos de amores que sangran una y otra vez.
¿Qué es lo que hay entre un niño y un adulto más que un catalejo? Donde a parte de ser hormigas nos vemos imperantes, invencibles, en un mundo donde... Todos se han rendido y los más jóvenes somos quienes con esperanzas deseamos ser mayores, solo para ver nuestros sueños realizados.
¿Qué hay más allá de nuestras murallas de ilusiones? ¿Qué seremos cuándo pasen los años? ¿Dónde estaremos? ¿Cómo seremos? ¿Cuáles serán nuestras motivaciones? Y por encima de todo... ¿Dónde queda esa intensidad?
un trágico accidente termina con la vida de Song chankimha, dejando solo a su pequeño hijo de tan solo dos meses de nacido, Sarocha chankimha la hermana menor gana la custodia a la cuñada de su difunta hermana, Pero está le deja en claro que si no consigue una esposa tendrá que dejarle a su sobrino
Cuatro años después, Ling vuelve a Tailandia Pero Freen en esos años no consiguió a nadie para casarse, el hecho, de que ella odia el compromiso o eso siempre creyó