--- Vendida -- el hombre dejó caer el mazo. Sentí como me toman de un brazo y me bajan de esa tarima, avanzamos hasta llegar al estacionamiento, y me subieron a un auto negro, con vidrios blindados. --- ¿Es ella? --- Si, señor -- el hombre que estaba a mi lado me tomo del mentón, la venda en mis ojos no me permitía ver su rostro, pero si alcanzaba a ver un poco sus manos. --- ¿Que edad tiene? --- ¿Eso importa? -- comenzaron a reír, mientras arrancaban el auto. --- No, --me soltó y me coloco el cinturón de seguridad -- lo único importante es que le guste al Amo. "Amo", esa palabra que me había causado tantas pesadillas desde que llegue a este lugar, por fin se había vuelto realidad. Ahora solo me quedaba comportarme de la manera en la que me habían indicado, obedecer y callar, eso era todo lo que tenía que hacer de ahora en adelante.