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Finalizada su irónica carrera como auror, Draco Malfoy acaba malviviendo en el peor de los hostales del mundo mágico. Habían pasado seis años desde la Segunda Guerra Mágica, el culmen de su lista de malas acciones. Esta, había hecho que ningún ser del mundo mágico quisiese tener contacto con él. Con sus padres encerrados en Azkaban y sus pocos amigos dispersos por el mundo, no tenía nada ni a nadie.
Hasta que un día recibió una carta del Ministerio, empatizando con su precaria situación y ofreciéndole lo que sería un caramelo envenenado: trabajo como profesor de cuidado de criaturas mágicas en Hogwarts, cubriendo la vacante de un enfermo Hagrid.
-Adelante, usted debe de ser el nuevo profesor que esperábamos, señor... -respondió, casi de inmediato, la voz masculina que se encontraba en el interior del despacho. Esta, se encontraba leyendo, por primera vez, el portfolio donde se encontraba el nombre del indicado- ¿Malfoy...? -susurró, aún sin levantar la vista del pergamino. El azabache se había quedado algo descolocado, y lo estuvo aún más cuándo miró en dirección al anterior nombrado.
El rubio se adentró en la estancia y paró en seco, justo en el umbral de la puerta, observando al nuevo director del colegio.
-¿¡Potter!?
Harry Potter | Harry Potter x Draco Malfoy
𝗣𝗿𝗼́𝘅𝗶𝗺𝗮𝗺𝗲𝗻𝘁𝗲...