¿Por cuánto tiempo estuve inconsciente? El pitido persistente resonaba en sus oídos, molesto, sin visos de cesar, intensificándose con el pasar de los minutos. La mirada, confusa y el cuerpo dolorido, adornado por marcas en las muñecas que emanaban frialdad y dolor. "Aún tengo miedo", soltó una voz seca. Aquella figura oscura y los ojos que escudriñaban cada parte de su ser. Era un terrible error encontrarse en esta situación tan repentina, pensó, mientras padecía frente a alguien que afirmaba ser enviado por dios. "¿Miedo? ¿TÚ?", sonrió con malicia y soltó una carcajada suave pero profunda. La garganta seca dificultó la emisión de un simple suspiro, provocando un escándalo de tos. "Aún es muy temprano para suplicarme por agua", dijo mirando fijamente al encadenado. Tomó posición sujetando fuertemente sus mejillas, impidiendo así la salida de los espantosos sonidos de la tos. Con la otra mano, agarró una botella de agua que, por circunstancias desconocidas, llevaba consigo. Tomó sorbos, varios, antes de terminar y dar por concluida aquella sustancia líquida. El lloraba y se quejaba por la falta, la necesidad de esos sorbos. "¡PERDÍ!", intentó gritar con dificultad. Mordió fuertemente su propia lengua para detener la satisfacción que el joven experimentaba. La sangre no fue mucha, pero sí suficiente para calmarlo. Acto seguido, sintió cómo sus labios y mejillas se llenaban con el líquido tan ansiado. Estaba completamente perdido en la sensación de tenerlo invadiendo su boca. Pensó: "¿Solo quería esto?", mientras se sumergía más y más en ese placer que solo se detuvo con el cansancio de ambos. "¿Qué acabo de hacer?", murmuró, retrocediendo y observando sus manos. Estaba perdiendo la cordura.All Rights Reserved
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