Duermo con tus ojos brillantes a mi lado. Estoy soñando en aquellos prados donde los olivares te daban color. Tus dedos haciendo ovillos en mis cabellos y la magia de tu cintura me ahogaba en tu océano. Los recovecos que hacían tus ríos, llegaban a mis lagunas. Ángel, luego asustado de tu belleza en ese mundo donde los arcángeles cantaban. Eran la playa y las cumbres soleadas que divisaban nuestras miradas. Era ese sol radiante y un pasadizo de piedras blancas. Todo era amor. Mi alma quedó dormida en tu fragancia.