Hacía tantísimo que no lo veía. Fijé mi mirada en el oscuro y tibio líquido que llenaba mi taza. Comencé a dibujar el borde de la misma una y otra vez con uno de mis dedos. Todo se encontraba en silencio. Vi a las últimas personas perdiéndose a lo lejos. Tomé mis llaves y me dirigí a la puerta. Nada me preparó para lo que encontraría al abrirla. -Cerezo. -aquella voz. -No juegues conmigo, Sasuke. -exigí. -Hmm. -Te deseo demasiado. Hazlo, Uchiha.
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