Esmuir estaba vestido con una camisa color tiza y unos pantalones negros con tiradores, en su cabeza un pulóver que lo tapaba del sol, sus zapatos eran marrones cubiertos con tierra colorada. En su muñeca izquierda levaba un viejo reloj sin agujas y en su mano derecha un mapa que se autodibujaba solo, lo salvaba cuando su memoria se ponía frágil y el cansancio se adueñaba de él.