Navier era la emperatriz perfecta, sin embargo, el emperador quería una esposa, no una compañera. Por lo que dejó a la Emperatriz y puso una esclava a su lado. Eso estuvo bien, hasta que Navier escuchó al Emperador prometer a la esclava la posición de Emperatriz. Después de mucha agonía, Navier decidió casarse con el rey del país vecino.
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