—Dime lo que quieres, Bliss. —A ti. Golpea mi nalga con rudeza y enojo, ahogo un grito, porque sé que no le gusta que grite su nombre. —Repite, nuestro acuerdo.—musita. —Sólo sexo.—digo. —Exacto.—siento su sonrisa ladeada.—Yo sólo sirvo para eso.—murmura.