Todo el tiempo pensé que a quien querías, necesitabas y tenías que salvar era a él, pero ese día tu mirada me dijo lo contrario, y aunque no lo quería escuchar, te armaste de valor y lo dijiste: "te quiero salvar a ti" y me quede helado. Te miraba directo a los ojos sin embargo, ya no te veía; me gustaría decir que me sorprendió pero por una extraña razón entendía el necesitar ser salvado de ese mundo de obscuridad, que me hacía creer ser mi hogar.