Amaba la comida en general. Su estómago no parecía tener fondo, pues siempre comía grandes cantidades de alimentos sin conseguir realmente la saciedad. Sobre todo, Rin amaba la carne, le fascinaba en cualquier tipo de presentación. sin embargo, su precio siempre era elevado y era un ingrediente que generalmente no había en su cocina, sin mencionar que en los restaurantes también solía ser cara. Cuándo tuvo la oportunidad, no dudó en envolverse en una mentira pequeña para conseguir un exquisito platillo a precio bajísimo. Suguro no podía creerlo.