Tu cuerpo se vuelve frío cuando te das cuenta que tus años de matrimonio han sido casi una pérdida de tiempo. Tu mente indiferente tras percatarte que vives en un castillo de naipes. Tu corazón se torna distante al saber el porqué, pero al final, no haces nada para remediar la situación. No haces nada para remediar el embrollo de tu silencio. Tampoco haces nada para poner el freno que se merece. Dejas que todo siga igual, en un año todo se fue al diablo. Solo en un año ves como frente a tus ojos se desmorona lo bello que alguna vez pudiste tener. Frente a tus pies comienzan a reposar los restos de lo que era tu matrimonio. Sin embargo, sigues guardado ese mutismo torturante y absurdo. Hasta que lo conoces y te sorprendes hasta de ti misma. Porque tu enjaulada vida es liberada por la llave que él sostiene en la mano. Porque, aunque ya sabías que tu relación era un fracaso, aquel hombre te lo hace ver y ahí, por primera vez, sabes cuánto la estás cagando por convivir con quien no te merece. Historia de mi total y absoluta autoría. Se prohíbe la copia total o parcial.