Tormenta e ímpetu

Ella no dice nada. Se quita las zapatillas, las deja a un lado y se levanta. Él la mira con curiosidad, incapaz de saber en qué está pensando.

Y entonces, sin previo aviso, salta.

Su cuerpo impacta dolorosamente contra el agua congelada del lago. Siente que cae y cae, como si no tuviese fondo. ¿Le arrastraría el amor que sentía por aquel hombre hasta el fondo del mar? Quizás se volvería espuma, como la sirenita de aquel cuento que su madre solía contarle de pequeña. Su castigo por atreverse a soñar con un amor imposible.

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