Ágata solo quería olvidar el dolor de su infancia, enfocarse en sus estudios y cuidar de su padre...no se le estaba haciendo fácil aparentarlo. Las heridas del pasado no le dejaban respirar tranquila. La monotonía de su vida, la rutina del día y el agrio sabor del odio llena su corazón cada mañana que ella ve el resplandor del sol salir de su ventana. Siempre se hace la misma pregunta: ¿Por qué a mi? ¿Qué acaso no puedo lograr obtener felicidad genuina? Pero entonces sucede, su encuentro con ese chico la obliga a dar un giro de 360 grados. La calidez en su voz, su grata paciencia. Se presenta amable pero Ágata duda porque sabe que siempre hay dobles intenciones cuando se trata de las personas que se le acercan. Andre no quiere asustarla pero siente la reprensión en su corazón cuando El Espiritu Santo le dice que le ayude, recibiendo fuerzas la invita a salir, de la nada y sin previo aviso decide presentarle a Jesús. ¿Qué pasará cuando Ágata que nunca ha sido creyente se le presente la oportunidad de soltar y perdonar?