Bella Oscuridad.

Y, sin esperarlo, pasó...

En un parpadeo.

En una noche aparentemente común.

Fue tan arrollador como una tormenta y tan intenso como el primer amor. Me movió el piso y, a la vez, me hizo tocar el cielo con sensaciones abrumadoras.

Una mirada ambarina y una sonrisa ladeada fueron mi perdición. Una caricia me erizó la piel. Unas palabras ablandaron mi corazón y un beso me hizo hundirme en la más deliciosa tentación.

Él era tentación, el pecado hecho humano y convertido en una mezcla mortal entre un mounstro y un héroe.

Destruido por la oscuridad, la luz intentó aferrarse a él, convirtiéndolo en un punto medio entre el bien y el mal.

Él llegó para derrumbar los muros que cree uno a uno y enseñarme a sentir. Él me hizo caer en un sentimiento prohibido y peligroso.

Él fue mi perdición y no me arrepiento de haber cedido ante su Bella oscuridad.

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