10 Partes Continúa Esta no era la típica historia de Caperucita y el lobo, ni la de La Bella y la Bestia. Esta es la historia de dos bestias, dos almas indomables capaces de hacer arder el mundo con tal de disfrutar del placer que cada uno le brinda al otro. No les importaba consumirse o destruirse en el proceso; su conexión era tan intensa que todo lo demás se volvía insignificante. Eran como un eclipse, uno de luna roja, donde la oscuridad y la luz se entrelazaban en un baile peligroso y seductor.
En un universo donde las reglas eran establecidas por ambos, ellos desafiaban cada norma. Se miraban a los ojos, consumidos por un deseo profundo, esos que otros consideraban una locura. Su amor era un fuego voraz que corría el peligro de convertirse en cenizas.
El riesgo que corrían podía llevarlos a la autodestrucción. Sin embargo, eso solo hacía que su deseo creciera más fuerte. La atracción entre ellos era irresistible; tanto que no les importaba consumirse.