Danielle Evans. Una chica demasiado madura como para considerarse una niña pero demasiado inestable como para ser un adulto. A lo largo de su corta vida ha tenido que soportar tempestades desastrosas, muertes, gritos y dolor. Todo ello la llevó a convertirse en lo que fue. Y en lo que siempre será. Con los errores de su pasado, muchos la repudian y la apartan. Porque todo se torció desde que aquello sucedió. Jamás se lo perdonarían. Ella se encontraba sola en su calvario personal desde aquel entonces, aislada y traicionada por todos lo que amaba. Siempre se preguntó si eso del amor era cierto. Todos decían que amarla mejor medicina, esa sensación gatificante. A ella le parecía una estupidez, un modo más de sufrir. O al menos lo hacía hasta que aquella notificación sonó en su móvil. Una segunda oportunidad. Habían aceptado su solicitud. Sin que lo esperase, él se coló en su corazón tomándola por sorpresa, dándole una razón para salir adelante. O algo nuevo con lo que ser destruida. Dicen que el amor entre alguien roto y alguien sano es el mejor. Que el mejor romance es entre una persona buena y una mala, porque puede curarlo con su luz. ¿Pero quién dijo que dos almas resquebrajadas no podían unirse para curarse el uno al otro? ¿Quién dijo que en vez de salir, no podían acerse compañía en la oscuridad? El dolor de ella, el pasado de él. Ella era todo oscuridad, pero él también. Ambos se encontraron en mitad de la tempestad. Y entonces, todo aquello explotó formado la tormenta perfecta. Ella necesitaba amarse, volver a ser quien fue. Así que, la verdadera pregunta en esta historia es: ¿Quién quiere calma después de la tormenta cuando puedes crear un huracán debastador? ¿Cuando puedes vengar y resurgir de tus escombros para un último duelo? Esa siempre fue la eterna pregunta. La pregunta de su último "exhala". -- Borrador, faltas de ortografía, no permito copias ni adaptacione. Deja tus votos y comen
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