- ¿Recuerdas esos momentos que pasamos juntos?, ¿Las noches que no dormimos para ver el cielo?, ¿Lo felices que éramos sin saberlo?, ¿Recuerdas los sentimientos que florecieron el uno por el otro? - preguntaba con deseo en mi corazón, esperando encontrar esa mirada llena de vida y sueños que ella tenía cuando era una niña, sin embargo su rostro se mantuvo sombrío-
- Esos momentos de los que hablas, todos y cada uno de ellos no existen más -dijo con una voz completamente inexpresiva mirando a el cielo- hemos cambiado, ya no somos esos chiquillos ingenuos, el mundo es horrible y la vida es dura, vivimos muchas pérdidas, los sentimientos que provocaron en nosotros fueron irreparables lamentablemente así que lo siento Tomioka, no puedo recordar lo que vivimos juntos.
- Pero...
- Pero nada, tu y yo, nosotros, jamás podremos estar juntos como tú quieres y no lo siento por eso.
Dicho eso descendió y se marchó, jamás podríamos estar juntos, tal vez tenía razón o tal vez ella solo tenía miedo de sufrir otra vez, la única opción para saberlo era intentarlo.
Cada persona tenemos nuestra propia esencia, nuestra propia manera de ser, nuestro propio aroma que nos identifica y es capaz de conquistar sin que lo notásemos a otra persona. Ella posee un aroma que la hace irresistible y es capaz de conquistar a cualquiera hasta al chico más popular de su preparatoria sin que ella se lo proponga.