No supo en qué momento su vida cambió, recuerda vagamente sus preocupaciones mundanas. Entrenar hasta que le dolieran los huesos, estudiar hasta altas horas de la noche y aprobar los exámenes de la facultad en Psicología.
Pero eso cambió una noche, cuando lo conoció...
Era atractivo, mayor que ella, pero guapo. Tenía esa forma de hablar que la perdió en un instante, era divertido y lleno de metas por delante, metas completamente no legales. Y fue cuando se dejo caer en ese agujero oscuro dónde por más que intentara escapar, resvalaba de nuevo en el fango de la culpa y sumisión.
Su cuerpo maguyado pedía gritos que por favor parara, que no soportaria el dolor físico por mucho más, pero ¿él solo estaba jugando verdad? Siempre se disculpaba, dijo no lastimarla de nuevo, lo prometió y ella no le quedó más que creerle.
Inumerables veces intentó alejarse de él, intentó hiur de esa relación tóxica y dañada. Pero él la encontraba y juró que sí lo intentaba traicionarlo de nuevo, su familia pagaría las consecuencias y ella está vez si le creyó, eso era una promesa.
Se resignó a no poder ver el cálido brillo del sol desde entonces, su destino era el dolor y la indignación, eso era su mantra hasta que la conoció.
Ese rojo como el fuego, los ojos esmeraldas y esos labios carnosos le regresó la esperanza en un parpadear. Fue cuando supo lo que era en verdad el amor. Dónde él dio un mordisco, ella dio un beso, dónde él la golpeó, ella acarició, dónde él le dijo ramera ella le dijo ángel... Y dónde él le dijo que solo sentía náuseas por ella, Roja le dijo: Mi amor.Todos los derechos reservados