Es sorprendente como todo puede cambiar en un minuto, simples sesenta segundos, como todo es capaz de dar una vuelta de trescientos sesenta grados y dejarte casi sin nada o traerte de todo.
A los once años de edad tuve que madurar por mi hermano y por mí. Hoy siete años después, sobrevivo e intento pasar el día a día de la mejor manera que puedo, aceptando toda la mierda que me tire la vida.
Hasta que el aparece y por más que no quiera se mete en mi vida, y hace que todo vuelva a girar en trescientos sesenta.