-¡Quiero que usted me entrene Capitán! -exclamó la chica con sus mejillas rosadas, había sacado todo su valor. -¿Oh sí? ¿Qué darías a cambio mi cadete?-La observó de pies a cabeza, saboreando aquella femenina figura. -Todo señor. -¿Lo juras? Ella asintió nerviosa mientras el Ackerman sonreía ladinamente. Finalmente, conseguiría lo que tanto había anhelado desde el primer día que la vio en su uniforme. -Acepto, mocosa. ADVERTENCIA: Contenido +18.