Horacio, tras mudarse fuera de Los Santos, estuvo leyendo poesía para evadirse un poco de todo por lo que estaba pasando. Tras algo de tiempo sin haber trabajado, se dio cuenta de que no podía seguir así, pues se le estaba acabando el dinero. Así que, entre otros trabajos para los que aplicó, consiguió que un poema suyo saliera publicado en un libro de una pequeña editorial, bajo el seudónimo de Sebastián. Resulta que algo en sus versos, en sus líneas, era tan maravilloso que fascinó a la gente a tal punto que la editorial le pidió un libro sólo con sus poemas. Y ahora, que ha vuelto a Los Santos, tendrá que compaginar su vida de agente con la infiltración y el oficio de poeta. Eso le traerá unos cuantos problemas.