Recuerdo cuando era una niña. Tenía luz en mi mirada y esperanza en el mundo, solía creer en los cuentos de hadas, en los príncipes azules y en los finales felices. Tenía la idea de que el amor existía y que eso era lo que regía la vida de las personas, pero un día, todo eso cambió, comence a crecer y entendí que los príncipes de armadura dorada no vendrían a salvarte en su caballo blanco, que los cuentos de hadas sólo eran ficción y que los finales, no siempre terminarían siendo felices, la realidad era que, vi el mundo como en verdad lo es. Los caramelos pronto se convirtieron en cigarrillos y droga, el amor en sólo sexo, las amistades eran de hipocresía, sólo existían en fiestas, la sociedad no servía y toda la adolescencia en sí me parecía una locura. No creía en el amor, ni pensaba en que podría llegar a sentirlo, sólo era diversión y ligues sin compromiso, pero todo puede cambiar y cuando menos te lo esperas... La vida siempre me pareció algo absurda y aunque ya estaba consciente de lo que se basada este siglo, de alguna manera seguía siendo ingenua e inocente, estaba a duras penas comenzando a vivir, todo para mi era nuevo, mis días eran una aventura, hasta que lo conocí y a pesar de que todo comenzó como un juego de experimentar, comprendí que eso que llamamos "amor" si existe, y es tan hermoso como en las películas, no me importa en absoluto la diferencia de edad. Conocerlo, fue una de la mejores cosas que pudo sucederme en la vida, de ello no me arrepiento, porque me salvo, y de todas las formas en las que se puede salvar a una persona... Me rompieron el corazón de la manera más hermosa posible y aunque logré abrir los ojos después, sobre lo triste que puede llegar a ser, lo que viví quedará en mí para toda la vida. Mi padre solía decir: "Hay romances que te marcan aunque sean imposibles." Rose. TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS.
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