Aquel hombre entró tembloroso a el despacho de el mismo lucifer. El hombre sentía miedo, el portal del infierno se había abierto el. Aquel que lo traicionara se quemaba en las llamas de el fuego. Él no confiaba en nadie, ni en su propia sombra. El hombre vió aquella silueta sentada en el sofá. Lo unico que había de luz era aquella chimenea, aquella silueta tenía una pierna sobre la otra. Aquella cicatriz en su mano, aquellos tatuajes eran muy pero muy espeluznantes. En su mano, tenía una copa de whisky y en su regazo tenía una pistola, la cual relucia de manera esplendida por el color oro de el arma. El hombre traga hondo y decide hablar de una vez por todas.
-H..Hola jefe-dijo el hombre muy nervioso. El sudor no tardó en bajar, según los nervios que sentía. Su voz era muy temblorosa.
-¿Sabes porque me llaman Lucifer?. ¿Sabes quién es Lucifer?-preguntó con la voz gruesa y ronca que lo distinguía y sobre todo con su sarcasmo.
-J..jefe todo tiene una explicación. Y..yo fui al baño y cu..cuando regrese ya el vagón no estaba con la mercancía-dijo el hombre demasiado nervioso.
-¡¿Cómo que fuiste al baño joder?!. ¡¿Sabes de cuantos kilos estamos hablando inútil?!-gritó con autoridad. El hombre cada vez se ponía más nervioso.
-Lo..lo siento, po..por favor, no me mate, tengo una hermosa familia-dijo el hombre cayendo de rodillas al suelo en forma de súplica. Aquel hombre se levanta del sofá.
-¿Sabes que le pasa a los inútiles como tú?-preguntó con sarcasmo y pasea la pistola por la cabeza de el hombre. Un sonido hizo un eco muy grande y aquel hombre cae al suelo y sangre salía.
-Por eso no confío ni en mi propia sombra, se abrió el portal de el infierno. Es mejor que todos se escondan porque Lucifer va en camino a acabar con todos-dijo el hombre y suelta una carcajada y guarda la pistola detrás de su pantalón y suelta el encendedor y sale caminado con tranquilidad de allí. La casa explota, el arranca en su auto para