Taemin tarareaba mientras tomaba un poco de salvia del tarro que había abierto segundos antes. El sol caía por el horizonte, coloreando de anaranjado el interior de la pequeña cabaña. No era remotamente la hora aún, pero debía empezar a alistarse. Se dirigió a la puerta trasera, abriendo la mosquitera que daba hacia las escaleras. Casi se sentía como caminar hacia el altar en el día de su boda. El amor que sentía por Minho nunca disminuía, ni la sensación cálida en la base de su pecho cada vez que le encontraba por primera vez una vez más. 2min One-shotAll Rights Reserved
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