Para Byul, ciento díes años, fueron nada, cuando al fin alguien apareció, alguien que no tenía miedo a ella, alguien con quien si pudo hablar... Pero ahora su gran problema era ese, solo podía tenerla tras de un espejo, su lucha jamás le serviría, ni siquiera llorar, pues solo intercambiando su lugar podría estar con ella... Pero nadie soportaría una eternidad entre espejos, los cuales jamás podrá salir más.