El destino a veces es caprichoso; otras es cruel; despiadado; sorprendente y maravilloso; o incluso puede llegar a ser único....si crees en él claro. Pero que pasa cuándo no es así? cuando para tí; eres tú mismo el dueño de tu deStino? cuándo crees; que cada acto; gesto o consecuencia depende sólo y exclusivamente de la intensidad; calidad o fuerza del trabajo en aquello que quieras conseguir?. La respuesta ahora; mucho tiempo después, es más que obvia. Estaba destinado a darme de bruces con la realidad; a verme atropellado por ese enorme huracán con nombre y apellido. Que sencillo hubiera sido todo si alquien me hubiera dado un puñetazo en la cara a tiempo; me lo merecía y ahora soy consciente De ello. Llegó para cambiarme la vida; para darme todo y nada; mucho; poco y a veces incluso demasiado. ¿estuve a la altura? ...a día de hoy sigo pensando que no... pero ya no puedo dar vuelta atrás. No me Dí ni cuenta, de que nuestro destino empezó a escribirse en el mismo momento en el que sus ojos azules chocaron con los míos; yo ajeno a todo ni cuenta me dí; ella si que lo supo... Maldito destino; maldita mi suerte; pero bendito ese momento; ese choque de miradas; esa cálida sonrisa, todo... todo, cada cosa valió la pena.. independientemente de......
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