El amor para muchos es un apice de esperanza y pertenecia, pero para mí, es todo lo contrario, es una señal de hundimiento, de rebajarse a que alguien tenga el poder de destruirte en sus manos, y a pesar de que me prometía mi misma jamás enamorarme, terminé por hacerlo, y lo odié.
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Ania Tharaud es una chica de sólo dieciséis años, pero con la mente de alguien de cincuenta. Una joven con la habilidad de dejar a todos fascinados y a sus pies con tan sólo unas pocas palabras de su pequeña boca, a todos menos a Félix Lawrence, castaño, ojos verdes, alto y totalmente el tipo de Ania, pero un total y completo patán que no duda en rechazarla al instante.
Un accidente los hace reencontrarse en las peores condiciones, bañados en lágrimas y lástima ajena, pero aún enamorados el uno del otro.
Las votaciones del año 2036 son algo que no me emociona, ya que los candidatos, a mi parecer, no valen la pena, en especial Alejandro Villanueva, aquel chico que se burlaba de mí por mi sobrepeso y al que ahuyenté cuando decidí defenderme. Mi encuentro con él y mi comentario imprudente en la fila para votar es el inicio de una propuesta que no puedo rechazar, así como tampoco puedo negar la profunda atracción y el inmenso deseo entre los dos.
De la noche a la mañana me he vuelto la futura dama y también he descubierto que soy la obsesión del presidente.