Dicen que hay un final feliz en cada historia de amor, pero nunca mencionan las dificultades que hay que pasar para llegar allí. Con Henry, había pasado por muchos obstáculos para estar con él, y ahora iba camino al altar, prometiéndole mi vida a un hombre por el que había arriesgado todo. Algunos me llamarían ingenua. Me considerarían loca. Otros dirían que era una tonta enamorada. Pero sabía lo que éramos, y sabía que lo que teníamos era real. En cada matrimonio, siempre hay algo que puede detenerte o hacerte dudar, y esta iba a ser una de nuestras guerras más grandes hasta el momento, o nuestra mayor victoria.
"El día en que entró a nuestras vidas fue como un nuevo nacimiento, todos se preocupaban de él: si tenía hambre, la cocinera le preparaba comida lo antes posible; si quería jugar, mis hermanas se turnaban para entretenerlo; todo lo que él deseara estaba ante sus ojos en menos de cinco segundos. Y a mí me dejaron de lado, abandonada entre las sonrisas que le dedicaban a él."