Diciembre, 1914. Él hablaba un idioma, y yo otro. Éramos dos personas en bandos diferentes, ocultos en trincheras opuestas y peleando una batalla que no era nuestra. ¿Cómo podría seguir peleando contra aquel que me señalaron como enemigo, pero que al final se ganó parte de mi cariño? ¿Cómo disparar contra alguien qué acabó demostrando que no debía perder la esperanza en mí mismo?