Pude sentir su mirada clavándose en mi espalda, la incertidumbre recorriendo cada centímetro de mi cuerpo y toda mi piel sintiendo escalofríos ante los ojos negros que me observaban. No necesitaba voltearme, sabía quien estaba ahí, lo supe desde que llegó, podía reconocer su cercanía incluso cuando dormía. -Veo que has crecido.- Sus botas resonando en el desierto lugar con cada paso que daba acercándose a mi. Esa voz. Arrastrando las palabras, seduciéndome. Tan distante y cercana a la vez, algo que me aterraba aun sin jamás haberlo conocido y una extraña sensación levantó la cabeza en mi pecho con agitación, se sentía... familiar. Pero debía recordar que la familiaridad no siempre era una buena señal. ¿Lo extrañaba o era simple añoro de volver a ser la misma chica inocente que creía en sus juegos? Sé que es real, si yo decido que lo sea. Estoy aterrada pero la figura detrás de mi jamás sabrá que ya no le tengo miedo. -Por favor, ven conmigo una vez más.- Era una orden disfrazada de petición. Me sentí relajarme en sus brazos en rendición, y su sonrisa reluciente formándose en su cara tan familiar, su mano gris y enorme contra mi pequeña cintura y un cuchillo en mi mano listo para clavarlo en su garganta.
1 part