Se acercaba el día de muertos y Doña Evangelina, humilde índigena de la Sierra de Puebla, se preguntaba porqué todos pensaban en los muertos y Santos y nadie se acordaba de Luz Bell, el Ángel bello de luz que fue desterrado del cielo y castigado en los infiernos ella compadecída le ponía atrás de su humilde puerta un jarro de café y un cigarro pues humildemente se lo ofrendaba; ella en su inocencia y su buen corazón pensaba en las desgracias de éste.All Rights Reserved