Mamá me dijo que iba a hacer la siesta, así que decidí acompañarla. Al despertar, mamá seguía dormida. Pensé que tendría hambre cuando despertara, por lo tanto, le serví un helado para cuando lo hiciera. Fui a jugar a mi cuarto y a probarme mi ropa nueva. ¡Cuando mamá despierte, le enseñaré lo bien que me queda!