Cristina Wiltom lo sabía todo. Fue herida como las demás, pero se había llevado todo lo que sabía a la tumba, dejando en manos de Sophia clein, un inquietante, desesperante y terrorífico misterio que resolver. Sin pruebas era imposible confirmar y comenzar a buscarlas podría costar la vida, era muy peligroso, era como lanzarse al fondo del mar con una piedra atada al cuello. Todo empeoró y pasó a ser un laberinto sin salida alguna, un interminable rompe cabezas o quizás, peor.