Woo sabía exactamente qué expresiones hacer para sacar el máximo partido a su belleza. No era solo que fuese rematadamente guapo, sino que sabía jugar con ello, y San lo amaba y odiaba a partes iguales, porque al chico le encantaba jugar con él, ver hasta qué punto podía llegar a controlar la irresistible atracción que los unía. Pero Woo no era el único que sabía jugar, y esa mañana San se había despertado juguetón.All Rights Reserved
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