Un suspiro de asombro salió de mi boca cuando retiré su máscara del rostro.
No podía creer lo que estaba viendo.
Simplemente no podía. Es que me negaba a hacerlo.
Este podía ser el error más grande de mi vida.
Acababa de acostarme con mi alumno.
Rápidamente mi mente hizo clic y pude escuchar a mi subconsciente, que ahora me gritaba que debía salvar mi pellejo.
¡Corre! Me decía.
Mi cuerpo empezó a moverse lentamente y con cuidado, lo menos que quería era despertar al chico con el que estaba compartiendo cama en ese momento, y con el que deseaba no haberla compartido jamás.
En un minuto mis pies por fin tocaron el piso y nunca en mi vida había querido tanto que el suelo se abriera debajo de mí y me tragara, y como eso era imposible tuve que poner a andar mis pies poniéndome en puntillas.
Mi cabeza empezó a girar en todas las direcciones en búsqueda de mi ropa.
Juro que solo quería salir de allí sin importar que estuviera totalmente desnuda, pero mi sentido común no me lo permitió.
¡Allí estaba! Mi vestido, solo eso necesitaba, a la mierda mi ropa interior y a la
Mierda mis zapatos, me iba a ir de allí por fin.
Mi corazón se detuvo en seco cuando escuché un carraspeo.
¡No podía ser!
-¿Te vas tan pronto? - Escuche su voz ronca y sentí como mis piernas flaquearon.
Mierda, Mierda, mierda...