Harry es un veinteañero medio ñero, con la prepa trunca, el todos míos de su barrio, sin oficio ni beneficio, pero muy honrado y responsable (o al menos eso se repite a sí mismo frente al espejo para no bajonearse solito). Un día el amor toca su puerta, y también la oportunidad de superarse y por fin comprar la franquicia de cremerías que siempre soñó. Dios no castiga dos veces, pero andaba de mal humor ese día. '-Deme un elote con todo por favor -Y si mejor te agarro el chicharrón, bombón?'