Sonidos de sirena de policía.
-Les dije que eso estaría mal, chicas.-mencionó Samantha, sonando un tanto nerviosa.
-Sí, pero bien que lo disfrutabas. ¡Jajaja!- le recordó Moore, con un tono de burla.
-¡Vamos a ir a prisión! -gritó Rose, quien estaba al borde de un colapso nervioso.
-Cállate, Rose. Nadie irá a la cárcel.
Y aquí estoy yo, dulce y paciente, como siempre.
Te preguntarás, ¿qué está sucediendo?
Hace unas semanas llegué a vivir a casa de mi abuelo porque me aceptaron en la Universidad de Miami, pero esta resultó ser una residencia de estudiantes.
Cuando llegue éramos pocas, puesto que algunos se habían graduado y se devolvieron a sus ciudades de origen.
Un día, a raíz de que a Samantha se le dio por husmear en los grupos de la universidad, por andar en esas resultó que un chico comenzó a acosarla y se nos ocurrió la "brillante" idea de acosar al chico por venganza, el problema avanzó a tal punto que las acosadas terminamos siendo nosotras, y lo que no sabíamos era que nuestros números estaban en una pagina de Facebook, acusándonos de acosadoras. Nos detuvimos por miedo a terminar en la cárcel, pero al parecer ya era tarde, de lo contrario, la policía no estaría en nuestra puerta.
-Bueno, todo el mundo va a mantener la calma mientras yo voy a hablar con los oficiales, cualquiera que se atreva a dar un solo paso, se las verá conmigo.- mencionó Ande muy seria.
Ella salió, pero en cuanto pasó el marco de la puerta, todas salimos tras ella. Cuando estaba a punto de llegar donde los oficiales, se escuchó el sonido de una maceta rompiéndose.
-¡Vete de aquí, Roberto! ¡Ya te dije que no te quiero ver más!- todas nos miramos entre sí, y vimos a Ande caminar hasta nosotras.
-Casi hago que nos lleven presas a todas por su culpa, ¡Fue Margaret quién llamó a la policía! Espero que esto les enseñe a no acosar a las personas.
Si señores, les presento la Hermandad CCDI.