Voces oscuras

Intentar sobrevivir.
Así se llama el estilo de vida que he llevado todos estos años, y dudo que alguno lo entienda alguna vez.
El frío domina mis huesos, los temblores mi boca y el sudor llena mi piel; lo siguiente en fallar es el sistema respiratorio. Cualquier cambio puede generarlo. Cualquier mirada.
Los espacios se vuelven pequeños, como si se achicaran con cada respiración, la vista de vuelve corta y el dolor domina tus brazos.
Mantienes a vista baja, mientras menos contacto haya es mejor, mientras nadie note las tormentas ni vea los cálculos saliendo de los oídos.
Cuenta los pasos, las vueltas que das al cerrar la puerta, la diferencia entre la distancia que tiene tu banco del pizarrón. Te sientas adelante, aunque no quieras que te noten. Es el mejor escudo.
Que nadie sospeche. Que nadie las escuche.
Mantente erguida.
Sonríe con hoyuelos, obliga a tus ojos a mostrar felicidad.
Miente.
No les digas que cada comparación que hacen para ti significa más. No les digas que no puedes contestar el teléfono. No digas nada.
Tienes que ser perfecta.
Tus notas ya no lo son. Tienes puntos menos porque tus hermanos son mejores, eso hace que tus logros no sean vistos por los otros.
Eres la hija estúpida.
Eres la niña con la que nadie quiere trabajar.
Eres la niña que todos dejan sola cuando cuentas en las escondidas.
A la que acusan de haber robado, cuando ni siquiera tienes amigos.
Así que sonríe.
Que nadie lo note.