Al principio no diferenciaba los meses, el año era un conjuntos de días monótonos y rutinarios que no se diferenciaban unos de otros. En invierno entrenaba con la garganta seca y en verano jadeando bajo sudor. Pero con su compañía los cambios se hicieron tan nítidos que se olvidaba de la mentalidad anterior. En otoño las hojas cambiaban de color al igual que sus ojos nublados, en primavera recogían flores sin calificación alguna, en verano podía apreciar su sonrisa bajo la sombra de un melancólico sauce, y en invierno tenía una excusa para acercarse a su lado.Tous Droits Réservés
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