"La princesa buscaría entre sus cartas, tres en específico para quemarlas, porque sabía que no eran honestas. Las supuestas palabras a un príncipe se mezclaban con las palabras que le ardían en los dedos, que le gritaban que debía, que en serio debía, escribirle una carta a esa otra princesa.
Si bien descargó su frustración por la ausencia de aquél príncipe, sabría, siempre y en secreto, que la honestidad entre él, y ella, jamás sería tan plenamente transparente, porque tendía a confundir lo que decía, a mezclarse, y quizás malinterpretó algunas cosas. No, quizás no, lo había hecho.
Había mentido en tres poemas, y se sabe que, si algún poeta miente entre sus letras, sus dedos serían quemados, y no por alguien, sino por sí mismo. Y no se vería, por supuesto que no. Nadie lo sabría, solo que ya no podría escribirle a esa persona, ni a la musa verdadera.
Había mentido en tres poemas a un príncipe, ya que habían trazos, pensamientos, palabras y momentos que no le pertenecían a aquél príncipe.
Sino a alguien más, y bien lo sabría, pero no haría nada, porque peor se sentiría."
Te escribí tantas cosas que jamás leerás, y sinceramente, espero que nunca lo hagas, pasé mucho tiempo entre una libreta y tú cuerpo, ahora no soy feliz, pero en algún punto te tuve a ti, he amado como jamás había amado, y si algo te hace aprender, entonces vale la pena, pero ¿Cuando dejaré de sufrir? Realmente, lo único que quiero que sepas es que si dudas de lo que sentí, he inmortalizado todo aquí.