Es 1986. El dueño del hospital psiquiátrico WAHNSINN, Louis Tomlinson, recibe a noticia de que miles de manicomios por todo el mundo fueron cerrados. No sabía que muchos de los enfermos mentales serían trasladados a su prestigioso hospital, entre ellos uno en especial, el cuál llegó con una carta con indicaciones de cuidado específico. Harry Styles.