Amaba los pájaros. Su capacidad de volar, su inteligencia, su belleza. Su libertad. Él también los amaba. O eso decía. Más bien, los quería. Los quería para él. Los convertía en objetos de su colección personal. Él mismo hacía las jaulas. "Son hermosos" decía. Como quien adora un trofeo. Un ídolo. Un objeto. Cuando morían, los disecaba con sus propias manos. Manos que me acariciaron, me sostuvieron y empujaron en señal de ánimo al mundo. ¿Cuándo empezaron a apretar? ¿Cuándo empezaron a asfixiarme?All Rights Reserved
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