El peso de la corona sobre tu cabeza es tan real como la sangre en tus venas, tu pueblo es quien te guiará y a quien tienes que servir, nunca bajes la mirada ante el enemigo, por que solo hasta ese día habrás perdido. Esas fueron las palabras más sabias que los reyes pudieron darle a su pequeña hija, la princesa Catalina Mondragón Insarin, aquella niña que desde su nacimiento se sabia que traería actos grandes y de honor a la familia. Cuando las artes oscuras comenzaban a vagar por los pasillos del castillo, y solo al escuchar el rugir del gran dragón sabrían que la guerra comenzaría. Un infierno que Catalina tendría que sofocar o harrazaria con todo lo que ella amaba y conocía. Todos los derechos reservados © Toda copia o adaptación será tomada como ilegal.
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