Kurt tiene diecinueve años y está lejos de casa. Él sabe que es el momento y el lugar perfectos para enamorarse hasta la médula y vivir una historia de amor que sepa al fin del mundo, donde su corazón quede hecho una pasta, totalmente inservible para las próximas experiencias por venir. Kurt sabe que es el momento indicado, pero muy dentro de él habita un miedo con nombre y apellido: Karl Middleton. Las terribles acciones de su hermano mayor no le han coartado su vida, bondad, libertad y muchísimo menos su característica autoestima. Pero si le ha dejado cierto pavor a la idea de entregarse ciegamente a un amor que pueda destruir algo más que a sí mismo. Todo cambia cuando conoce a su nuevo compañero (mal tercio) de piso, un llamativo muchacho llamado Ronan, quién lo obliga a replantearse más de un par de cosas que hasta el momento había preferido ignorar.