La distraída bailarina que anda revoloteando por mi cabeza, es bastante peculiar, le gusta sonreir y hacerme acordar lo bueno que podria llegar a ser las malas experiencias, me cuenta historias al oído, que tengo que apresurarme a escribir antes de que desaparezca como si no le importará que yo siempre la voy a estar esperando, generalmente le gusta los lugares ruidosos, porque sabe que siempre voy a preferir el silencio, y le gusta convertirse en silencio por mí. Pero no es perfecta, a veces es un dolor de cabeza que no deja de burlarse de mi intento de encontrarla, desaparece durante días y algunas veces siento que no va a volver, pero hay ruido y ahí está, ve el cuaderno y sonríe negándose a decirme nada, le gusta jugar con mi paciencia, es caprichosa y aparece cuando se le da la gana... Pero, yo no sé como se vive sin ella, ya me acostumbré muchísimo a que la inspiración haga lo que quiera conmigo.
Y estos son algunos de nuestros momentos: