Dylan creía que nada podría empeorar en su vida, pero ese sobre llegó a sus manos. Aquella carta, escrita a puño y letra de sus padres, le dejó tan solo dos certezas.
Un nombre: James.
Un propósito: encontrar a su hermano.
Elliot Jensen and Elliot Fintry have a lot in common. They share the same name, the same house, the same school, oh and they hate each other but, as they will quickly learn, there is a fine line between love and hate.